Se llama fuego al proceso de violenta oxidación de una materia combustible, con desprendimiento de llamas, calor y gases; así lo define mi querida Wikipedia, esa que nos salva en algunos trabajos y fomenta nuestra flojera del copy paste.
Retomando, para el ser humano el descubrimiento del fuego significo un inmenso cambio en la vida, al comienzo solo tenían el fuego que les brindaba la erupción de un volcán o un rayito que caía, ¡ que se yo! y ahí todos cuidando ese fuego, que no se apague, sino hasta la próxima…, luego, cuando ya supieron como generar fuego comenzó una serie de progresos en distintas áreas: abrigo, cocina, defensa, ataque; y no nos debemos olvidar de que fue “el gran socializador”, ya que permitió el origen del lenguaje y el traspaso futuro de las tradiciones y el lenguaje mismo. Con todo esto amamos a nuestro querido fuego, su hermosa gama de colores que nos pasea por los anaranjados y rojos, y ese azul precioso que podemos apreciar en una velita o en la cocina; no lo niego me gusta observar el fuego ¿acaso seré pirómana en potencia?, tomando en cuenta que un pirómano es aquel que le gusta producirlo, observarlo y extinguirlo me examino: soy media lerda con los fósforos, cuando llega el momento de apagar el fuego si es que no es en la cocina me pongo histérica y si no se apaga luego comienzo a aletear como los pollos (saludo a la pollito!!), lo que no puedo negar es que me gusta mirarlo, pero me conformo con observar una llamita de un encendedor y me espanto hasta con la quema de pasto seco, por lo que puedo decir contenta ¡no, no soy pirómana!.
Bueno, todo esto es por una noticia que me tiene muy apenada y enojada “los incendios en Grecia”, que hasta el momento ha causado unas 63 muertes, ha dejado miles de personas sin hogar y sin sus fuentes de trabajo, ha quemado más de
El problema es bastante complicado en el caso chileno, como protagonistas tenemos a un Gobierno que en su presupuesto público aporta la nada a los bosques chilenos, leyes mediocres que no sirven para nada, personas descuidadas (que puede ser cualquiera de nosotros) y mentes enfermas (imagínense a tío Sam apuntándolos). Lo peor es que no existe tratamiento para este tipo de enfermedad, y solo la cárcel o vigilancia de por vida de estas personas es la única cura, y ya que no podemos suponer que los pirómanos por su propia cuenta y para no hacer daño se van a delatar, el estado debería tener un rol más importante en la vigilancia y control de incendios; si no les importa la flora y fauna, por último tomar esto con una mirada económica y pensar en las ganancias que nos reporta el turismo, ¿por qué no preocuparnos de él como se debe?.